Es posible que la lectura sea la principal
aptitud necesaria para adquirir una buena cultura, pues en buena medida el
aprendizaje se basa en la capacidad de leer. Los padres y profesores debemos
esforzarnos al máximo para mejorar los procesos mentales de los niños y
ayudarlos a expresar sus sentimientos e ideas.
Los niños que crecen en un ambiente en que
tienen un buen surtido de lecturas adquieren más afición a leer. También
avanzan con más rapidez si empiezan a leer a una edad temprana.
Una regla esencial al enseñar a un niño a
leer es que padres y maestros vean la lectura como una actividad entretenida
que realizan juntos. Es importante tener presente que:
* El
aprendizaje es el juego más emocionante de la vida; no es trabajo.
* El
aprendizaje es un premio, no un castigo.
* El
aprendizaje es placer; no una imposición.
La forma de avanzar en la lectura varía de un
niño a otro, pero hay una constante: el interés personal y atención de los
padres y maestros puede hacer mucha diferencia. Prácticamente cualquier método
que se siga dará buen resultado si el niño está contento, motivado e interesado
y disfruta de la experiencia.
Muchas personas creen que un niño pequeño no
es capaz de mantener la atención que hace falta para que aprenda a leer. Sin
embargo, si los momentos de aprendizaje son activos y no muy largos, tal vez
descubran que es al revés, y que el niño asociará aprendizaje con placer. Ello
contribuirá a mantener su interés y le aumentará el deseo de aprender. Los
niños pequeños se intimidan mucho menos con la lectura que los mayores y no la
consideran algo lleno de ideas abstractas e intimidantes; lo ven como otra
materia interesante que aprender.
Una clave para el éxito es que los niños
sepan que hacen progresos. Elogiarlos por sus logros los motiva para seguir
aprendiendo.
La lectura puede ser particularmente
atractiva para los niños pequeños al ver lo fácil que es reconocer palabras
juntando sílabas y ver que pronto pueden leer solos. Si al final de una sesión
de lectura se elogia al niño por lo bien que lo ha hecho, quizá se le muestra y
presenta como algo interesante lo que verá la próxima vez y se le da un elogio
afectuoso acompañado de un abrazo. Todo eso motiva mucho a la mayoría.
El cerebro es como una computadora; cada día
recibe grandes cantidades de datos; cuantos más recibe, mayor capacidad tiene
para recibir. Lo que se aprende entre uno y cinco años de edad se retiene
fácilmente. Los niños pequeños son genios lingüísticos; a los cinco años por lo
general han aprendido un idioma (o hasta dos o tres), así como deportes,
operaciones matemáticas sencillas, rudimentos de escritura y mucho más. Su
capacidad para aprender es máxima; pueden adquirir conocimientos con más
rapidez que en etapas posteriores de la vida.
Los niños pequeños pueden aprender
prácticamente de todo a partir de un año si se les presenta de manera clara,
informativa y objetiva. Darnos cuenta de ello nos hace conscientes de que
poseen aptitudes extraordinarias y que enseñar a un niño implica gran
responsabilidad.
Lo que hay que hacer:
* ¡Sé alegre! Disfruta enseñando a los niños.
* Elogia al niño cada vez que haga algo bien.
* Sé entusiasta.
* Elimina posibles distracciones para que el niño ponga
toda su atención.
* Cuando enseñes a un niño a leer ve pasando el dedo hacia
la derecha por debajo de cada sílaba.
Lo que no hay que hacer:
* No aburras al niño yendo demasiado lento.
* No lo examines.
* No sigas si ves que el niño ha perdido el interés.
* No lo presiones para que aprenda.
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